sábado

Chocolate



“Mami” dijo la niña pequeña, frotando sus ojos, parada en la habitación de la puerta de su madre. “Mami, el conejo de pascuas está comiendo chocolate” dijo.
“No, cariño” respondió la mujer, “el conejo de pascuas da chocolates, no los come”.
La mujer se movió un poco en sus sabanas y continuó hablando, mitad a su almohada, mitad a su hija; “Vuelve a dormir, cariño”.
“Pero mamá…” dijo la niña, “¡el conejo de pascuas está comiendo chocolate!” ahora en un tono más serio, casi como si fuera a llorar.
La madre se sentó y abrió sus brazos, “Cariño, te acabo lo acabo de decir; el conejo de pascuas no come chocolates, se los da a niños pequeños. Además, ni siquiera es pascuas todavía, vuelve a dormir” dijo en su voz más suave.