lunes

La paradoja del sueño


¿Alguna vez has pensado, ha cruzado por tu mente la idea, de que quizá tus sueños esconden algo más allá…más incomprensible, ilógico… paradójico?

¿Quién no recuerda sus sueños? ¿Quién sueña con desconocidos? ¿Quién construye, en menos de ocho horas un mundo completo? Y más aún… ¿quién puede decir que sus sueños, interrumpen la realidad?

Acabo de llegar de la escuela, y no aguanto ir a la cocina a tomarme un buen vaso de agua, comer e ir a descansar, es mas ir a dormir toda la tarde, pero no puedo ya que tenía que estudiar para una prueba al día siguiente, así que lastima mente no tuve otra opción de ponerme a estudiar e imaginar al mismo tiempo descansando en mi cama.

martes

Dibujos


El vacío me envolvía mientras caía. Después del salto todo se acabaría para mí. Mirando hacia arriba, todo se ralentizo, me vinieron a la cabeza las cosas que habían pasado en aquella semana. Escuchad mientras podáis, escritores, este libro me costó la vida.

Todo empezó mientras yo estaba en mi habitación, pensando en manuscritos, borradores y relatos. Vivía solo, así que tenía la tranquilidad necesaria para analizar cada pensamiento detalladamente. Alguien toco la puerta principal, dos toques un poco débiles. Salte y corrí hasta la puerta. La abrí lentamente y detrás, había una chica. A simple vista parecía de mi edad, 28 años, su ropa era negra y blanca y llevaba un sombrero negro llamativo.

-Esto… hola. Dijo ella con una voz muy dulce.

lunes

Si, fue en el tren...


Ella tenía que usar el tren todos los días el horrible tren, sí, lo odiaba, porque ese tren tenía algo tétrico que, con tan sólo verlo te helaba las venas, pero al entrar la sensación era aún peor. Al subir se sentaba siempre en el asiento de la orilla, para mirar al paisaje, y todo se podría decir, transcurría normal, a pesar de la ya común sensación en ella; de repente, subió él, era por demás decir que era un ser repugnante, su cara llena de verrugas, una gabardina negra muy sucia, por lodo y tierra, un ojo bastante destrozado. Ella tenía que usar el tren todos los días el horrible tren, sí, lo odiaba, porque ese tren tenía algo tétrico que, con tan sólo verlo te helaba las venas, pero al entrar la sensación era aún peor. Al subir se sentaba siempre en el asiento de la orilla, para mirar al paisaje, y todo se podría decir, transcurría normal, a pesar de la ya común sensación en ella; de repente, subió él, era por demás decir que era un ser repugnante,

martes

Muerto el perro…


Había pocas cosas en la vida de las que Elena estaba segura, sin embargo de nada estaba más convencida que de su profundo odio por su madre. Solo pensar en esa mujer, que supuestamente debía significar el mundo para ella, le producía jaqueca y una sensación de cólera que tardaba minutos, casi horas, en calmarse.

Quizás no era para menos. La madre de Elena era una persona desagradable, de lengua hiriente y a quien le importaba poco otra persona que no fuese ella misma… aunque clamara que su amor por su hija era el más grande de todos. Pero además de esto la mujer tenía un demonio

miércoles

Tonterías


Yo no creía en los fantasmas, realmente no creía en nada que tuviera que ver con algo místico o no físico, era escéptico a todo lo que tuviera que ver algo con lo supernatural. Mi hermana en cambio, juraba que lo sobrenatural era verdadero y además que ella tenía el don de percibir cosas y energías, lo cual para mí no eran más que tonterías. Éramos dos polos totalmente opuestos, ella por supuesto una mente inferior que se había dejado engañar por la televisión y la religión y yo claro el ateo científico adolescente que tachaba de ignorante a cualquiera que hablara de cosas que no fueran tangibles o demostrables, al menos hasta ese día.